La situación sanitaria de la infancia en el Pirineo ha alcanzado un punto crítico. Hasta ahora, los 188 niños y niñas que reciben atención en el centro de salud de Burguete contaban con servicio de pediatría dos días a la semana. Sin embargo, la profesional que prestaba el servicio está de baja y, hasta la fecha, no se ha logrado encontrar un reemplazo.
Como solución provisional, se habilitó la posibilidad de acudir a Aoiz los jueves por la tarde, una medida claramente insuficiente, dado que la salud de las niñas y niños no sigue un calendario. La situación ha empeorado aún más con la falta de sustitución de la pediatra en Aoiz, dejando a toda la infancia de la zona sin atención pediátrica.
Ante esta crisis, el personal del centro de salud de Burguete ha hecho esfuerzos por reorganizar la asistencia sanitaria, atendiendo a los niños y niñas en casos de enfermedad y proponiendo medidas temporales. Los primeros exámenes de salud se realizarán en Pamplona, mientras que los siguientes se dividirán entre la enfermera de Burguete y un miembro del equipo que acudirá según disponibilidad. En caso de enfermedad, la atención inicial será brindada por el médico local, quien, en caso de dudas, consultará con el servicio de pediatría del centro San Martín de Pamplona.
Sin embargo, estas soluciones temporales no son suficientes. Las niñas y niños de Burguete necesitan la atención de un pediatra especializado. Como no se encomendaría el cuidado de una flor a un guarda forestal, no podemos conformarnos con que la infancia reciba atención médica sin la especialización necesaria.
El acceso a servicios de salud de calidad es un derecho fundamental, independientemente de la ubicación geográfica. En una comunidad envejecida y despoblada como la nuestra, cuidar a los niños y niñas es esencial para garantizar un futuro sostenible. Combatir la despoblación implica proporcionar servicios esenciales que aseguren calidad de vida a las familias.
Por ello, exigimos al Servicio Navarro de Salud y al Gobierno de Navarra que tomen medidas urgentes para solucionar esta situación. Las niñas y niños de nuestra comunidad no son ciudadanos de segunda; tienen derecho a una atención pediátrica de calidad.