Hace alrededor de 200 años, la casa Tabernazar de Urzainqui abrió sus puertas convirtiéndose en la primera taberna del pueblo. “En aquellas épocas eran tabernas porque los clientes venían a la cocina de casa a tomar un vino o una gaseosa alrededor del fogón”, explica Puri Galech Glaría, la actual propietaria. Fundado por sus bisabuelos, este icónico establecimiento ha tejido hilos invisibles que han unido a generaciones enteras, convirtiéndose en algo más que un lugar para compartir un pote y charlar en Urzainqui.
Las generaciones sucesivas, desde los abuelos de Puri hasta los padres, han mantenido viva la llama de Tabernazar, llevándola más allá de su propósito original. Sus abuelos continuaron el negocio tal como lo habían heredado de sus padres. En 1955, cuando los padres de la actual propietaria se casaron, la madre llegó con una visión y pensar joven y diferente. A raíz de ello, la primera restauración de la taberna marcó un hito significativo, ya que pasó de ser la cocina de la casa a un pequeño bar añadido a ella. En 1976, cuando Puri tenía 19 años y ya trabajaba en el bar, volvieron a reformar el establecimiento, expandiéndolo y modernizándolo.
Desde que salió de la escuela a los 14 años, Puri ha trabajado en el bar durante 52 años. Sin embargo, el ciclo llegó a su fin en 2020, cuando la pandemia obligó a cerrar las puertas del bar que había sido testigo de tantas historias. Las dificultades, restricciones y medidas que había que aplicar para poder abrir un servicio de hostelería llevaron a Puri a decidir que la vida del bar Tabernazar había llegado a su fin. En cambio, la tienda ha permanecido aberta hasta este último año.
Hace aproximadamente 50 años, Tabernazar amplió su servicio con la adición de la tienda. De esta manera, además de ofrecer experiencias sociales, brindó a los vecinos del pueblo un servicio esencial. Inicialmente nació como una extensión natural de la taberna, ya que los padres de Puri necesitaban un almacén para los productos del bar y la comida del restaurante. Ese almacén fue convertido en tienda, brindándoles a los vecinos de Urzainqui por primera vez acceso en el mismo pueblo a productos básicos, desde frutas, verduras frescas y pescado hasta artículos esenciales.
Lazos sociales
Esta dualidad de bar y tienda no solo satisfizo las necesidades prácticas de la comunidad, sino que también contribuyó a fortalecer los lazos sociales en la pandemia, ya que era el único punto de venta del pueblo y varios vecinos se encontraban cada día en la cola de la tienda. La clausura de ambas, el bar en 2020 y la tienda en noviembre de 2023 por jubilación, marca el fin de una era, siendo un punto de encuentro para jóvenes y mayores, un lugar donde se compartían risas, historias y se creaban lazos.
Puri Galech, por su parte, reflexiona sobre los recuerdos más bonitos de estos años: "La experiencia en un pueblo tan pequeño no es solo vender, es socializar. Mi casa era el centro del pueblo, y ahora, sin ese contacto diario, siento la falta de conexión con la gente". Un legado de 200 años llega a su fin, dejando tras de sí una estela de historias compartidas y memorias que perdurarán entre los clientes.
Actualmente, Urzainqui se encuentra sin un establecimiento similar, con la gasolinera siendo la única opción para adquirir algunos productos. Puri, consciente de la necesidad del pueblo, ha gestionado que la panadería de Roncal entregue pan en la gasolinera por encargo para garantizar el servicio básico a los vecinos. Para poder obtener el resto de productos que solo se vendían en el comercio Tabernazar, los vecinos de Urzainqui tienen que desplazarse hasta Roncal o Isaba.