Isaba conmemoró el bicentenario de la quema del pueblo

07/06/2013

Isaba conmemoró el bicentenario de la quema del pueblo
El fuerte viento casi ahogaba el pasado 12 de mayo el sonido de la campana de la torre de Izaba, tocaba a rebato, ¡a fuego!. A una con el inicio del repique de la campana, una larga comitiva se ponía en marcha recorriendo las calles de Izaba. Al frente de ella iba la bandera de la villa, detrás la del valle de Erronkari, más atrás la de Burgi, y arropándolas iban autoridades y vecinos, en una larga fila de parejas, ataviados todos ellos con la indumentaria roncalesa. Y es que, arropando a los vecinos de Izaba, estaban vecinos del resto de villas roncalesas, y algunos salacencos, y ansotanos, y de otras localidades de Navarra. Se iniciaba así un sencillo programa de actos, organizados por la asociación cultural Kurruskla, con la colaboración del Ayuntamiento de Izaba, con los que esta villa conmemoraba lo que exactamente doscientos años atrás, el 13 de mayo de 1813, habían vivido sus antepasados. Aquél día un ejército de cuatro mil soldados franceses, al mando del general Abbé, arrasaban por completo la villa de Izaba, incendiaban todas y cada una de sus casas, asesinaban a algunos vecinos, a la vez que robaban y saqueaban todo lo que se ponía a su alcance. Así, de esta forma, castigaban las tropas de Napoleón la actitud de Izaba y de los roncaleses ante la invasión iniciada por el ejército francés casi seis años atrás, y su apoyo a la División comandada por el guerrillero Espoz y Mina. Nada quedó de Izaba, tan solo cenizas y ruinas. Dos siglos después, el pasado domingo 12 de mayo, los vecinos de Izaba quisieron que el aniversario de aquellos hechos no pasase desapercibido. La comitiva recorrió sus calles, acudiendo posteriormente a la iglesia, llenándola por completo. Y tras el acto religioso vino el “acto vecinal”. La plaza de Izaba se llenó de público, con decenas de trajes roncaleses, incluso alguna salacenca; allí se hizo un relato de lo que sucedió aquel día; y allí se tuvo un recuerdo muy especial, y emotivo, hacia aquellos vecinos que en aquél fatídico día perdieron su vida. “Deteneos por un momento a pensar en qué fue aquello. Pensad que Izaba llegó a desaparecer físicamente. Sus ruinas humeantes eran la expresión viva de que, de un plumazo, el futuro había desaparecido”, proclamaba desde la megafonía la izabar Ana Rosa Ezquer. Y tras estas palabras, entremezclado con las danzas del Axuri beltza y del ttun ttun de Izaba, se proclamó el público agradecimiento de los actuales vecinos hacia aquella generación que fue capaz, en aquel doloroso momento, de volver a levantar con las manos sus casas y su futuro. “Os decimos gracias. Eskerrik anitx que decías vosotros en nuestra milenaria lengua. Aquí, en estas casas que nos rodean, están vuestras manos, vuestra decisión, vuestro trabajo, vuestro sufrimiento, vuestro dolor. Fuisteis grandes, grandes de verdad. Luchasteis contra el invasor demostrando un valor que les asustó; el propio Mariano Renovales hizo en aquella hora un llamamiento a todos los navarros para que copiasen del valor de los roncaleses. Luchasteis después contra la adversidad. Desconocían aquellos incendiarios que el árbol lo puedes tirar, pero si las raíces son buenas, vuelve a crecer. Y en esta tierra el pino negro sabe echar las raíces donde para otros es imposible”, dijo Fernando Hualde antes de dar paso al baile de la bandera, con el que se puso el punto final a este emotivo homenaje. El IV Día de la Indumentaria Roncalesa, que será el 4 de agosto, servirá este año para, a través de la indumentaria, volver a recordar lo que sucedió en Isaba un 13 de mayo de 1813.

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