Fallece el periodista de Otsagabia Alfonso Ventura Vázquez
Fallece el periodista de Otsagabia Alfonso Ventura Vázquez
08/01/2010
El pasado 1 de noviembre falleció en Pamplona, a los 83 años de edad, el periodista y novelista de Otsagabia, Alfonso Ventura Vázquez.
Nació en Otsagabia el día 1 de agosto de 1926. Era hijo de Félix Ventura (de casa El Sacristán) y de Patricia Vázquez (de casa El gallego). Era el segundo de nueve hermanos, de los cuales dos murieron siendo niños. Pasó los primeros años de su infancia en su pueblo. Con 10 años lo mandaron a estudiar fuera del pueblo, a Orreaga-Roncesvalles y al seminario de Pamplona.
Su andadura como periodista comenzó en los años 50 en La Gaceta del Norte, de la que llegó a ser su redactor jefe. Posteriormente pasó como director a la Hoja del Lunes de Bilbao.
Alfonso se casó el 8 de octubre de 1956 con Teresa Pérez, fallecida el 3 de agosto de 2005, y fue padre de 7 hijos, tal y como mostramos en la fotografía inferior.
En 1977, con el nacimiento del diario Deia, Alfonso Ventura comienza una nueva trayectoria profesional como subdirector del periódico, y en el 78 aceptó el reto de ser su director, cargo que ocupó hasta 1981. Hasta 1987 siguió ligado a este periódico como asesor de publicaciones de la Editorial Iparraguirre. En 1987, decide volver a Navarra como director de Navarra Hoy, actual Diario de Noticias, hasta su jubilación.
Igor Aguirre, del diario Deía, decía de él el pasado 2 de noviembre que “en la historia de Otsagabía y del valle de Salazar, Alfonso Ventura Vázquez deberá considerarse como uno de los embajadores más fieles porque, durante muchos años, con su precisión periodística y su facilidad literaria, supo presentarnos a diario las bellezas y cualidades de ese privilegiado pueblo del Pirineo navarro”.
Agudeza e inteligencia
Sus compañeros en Deia recuerdan que “Alfonso fue también el que abrió el camino de otros muchos navarros que han trabajado y trabajan en la información. Y lo hizo enfrentándose a situaciones muy difíciles, con iniciativas como la famosa página cuatro de La Gaceta, o el despliegue informativo en cuestiones tan perseguidas como el comportamiento de la Iglesia vasca frente al franquismo, o el de la apertura del Concilio Vaticano II, o en huelgas como la de Bandas o manifestaciones sindicales y sociales... Dada su agudeza e inteligencia, sus compañeros le llamábamos irónicamente el zorro de Otsagabia. Su literatura gozaba de muchísima garra y jerga expresivas, así como enorme facilidad en el relato con giros y modismos navarros que daban a su narración un encanto muy especial. En cuanto a su vocación periodística fue de fino olfato y enorme seguridad.”
Asimismo, los que trabajaron con él destacan que nunca le vieron dudar ni corregir aquello que escribía y que con él aprendieron a entender y valorar la diferencia entre manipular e inventar la realidad para hacer literatura, con la de ser fieles y honestos a unos hechos: la búsqueda de la verdad. “Con Alfonso, en la época franquista, aprendimos a escribir entre líneas y crear con los lectores un lenguaje de complicidad. Y con él aprendimos después, en la democracia, que no basta con saber lo que ocurre sino que hay que preguntarse el "porqué" e indagar en ello”.
Pero, su dedicación a los medios de comunicación no le impidió dedicar un tiempo a otra de sus grandes aficiones, la novela. Publicó dos: “Tierra encima”, galardonada en 1966 con el Premio Urriza y “Lo matamos entre todos”.