Zuberoa Anaut
Cuatro jóvenes roncaleses decidieron revitalizar la tradicional quesería Ekia. Beñat Alastuey, Eneko Marko, Julen Garjon y Mikel Galetx se unieron hace ya cuatro años para modernizar el negocio sin perder su esencia. La nueva quesería se encuentra en el polígono industrial de Isaba, y el pasado mes de junio le dieron comienzo a la venta de los quesos. También disponen de requesón y gaztazaharra, que ya estaban a la venta de antes. A pesar de enfrentar numerosos desafíos burocráticos y tecnológicos, estos emprendedores se han comprometido a mantener viva la tradición quesera, con la esperanza de contribuir al desarrollo económico y cultural del valle.
La historia comenzó con el eco de una despedida por jubilación. El hijo del dueño, Beñat Alastuey, con el objetivo de no ver morir el legado de su familia, les hizo a sus otros tres compañeros una propuesta audaz: reinventar la quesería, dándole un giro moderno sin perder su esencia. "Era un negocio que iba a morir, y tener una marca ya conocida es bastante importante para empezar bien. Por ello, Beñat nos propuso hacerlo en conjunto dándole una vuelta a todo lo que era", cuenta uno de los nuevos socios.
La motivación principal detrás de este audaz proyecto fue clara y poderosa: vivir y trabajar en el Pirineo. Para los cuatro jóvenes socios Beñat Alastuey, Eneko Marko, Julen Garjon y Mikel Galetx, todos con raíces en el valle –Uztarroze, Erronkari y Urzainki–, esta era una oportunidad de oro para mantenerse conectados con su tierra, su cultura y su gente.
La decisión de mantener el nombre Ekia no fue casual. “Era un negocio que tarde o temprano iba a desaparecer, y creíamos que podía seguir funcionando en nuestra zona,” explican. Con 31 años de trayectoria en el mercado, la marca Ekia no solo les proporcionaba una base sólida desde la cual empezar, sino también un legado que valía la pena preservar. "Creemos que hoy en día empezar desde cero es casi imposible. Ekia nos proporcionaba de mano una larga experiencia" añaden los socios.
Aseguran que el camino hacia la realización de su sueño no ha sido fácil. Lo califican como “una montaña rusa” de emociones y obstáculos. Desde la falta de apoyo gubernamental hasta los problemas burocráticos, cada paso ha sido un desafío. “La verdad que no hemos tenido grandes ayudas desde el gobierno, Cederna Garalur, Nasuvinsa… y no hablamos desde lo económico, que tampoco, sino desde la orientación hacia la creación y desarrollo de la empresa”, señalan.
Además, desde los últimos meses están visiblemente frustrados por los obstáculos tecnológicos que enfrentan en su camino hacia la modernización y el éxito empresarial: “Nos estamos peleando para que nos pongan fibra óptica en la empresa, llevamos 3 meses intentándolo y las empresas no hacen más que prolongar el asunto. No sabemos si vamos a poder tener internet, algo que consideramos básico para el desarrollo de hoy en día”.
Quesos, requesón y gaztazaharra
En cuanto a la producción, la nueva quesería Ekia ofrece una selecta gama de productos que mantienen viva la esencia del queso roncalés. “Producimos dos tipos de queso: con denominación de origen Roncal y sin denominación, que se diferencian por el tipo de leche”, explica Mikel. También elaboran requesón y gaztazaharra. La formación ha sido clave en este proceso, recibiendo la valiosa instrucción del anterior propietario de Ekia, Josu Alastuey Sharo. El pasado mes de junio sus quesos cumplieron los cuatro meses de maduración, y ya están disponibles y listos para llevar el auténtico sabor de Roncal a las mesas de todos aquellos que los deseen.
La presencia de estos jóvenes en la tradición quesera del valle de Roncal es una luz de esperanza en un entorno cada vez más amenazado por la despoblación. Aseguran que es “imprescindible” mantener cada puesto de trabajo que hay en el valle, o incluso crear nuevos puestos para la supervivencia del valle. “Creemos que la presencia de gente joven favorecerá la tradición roncalesa, porque, si todo va bien, conseguiremos que esté presente por un poco más de tiempo”, comentan los jóvenes, con la esperanza de que su esfuerzo inspire a otros a seguir sus pasos.
Con la mirada puesta en el futuro, los socios de Ekia esperan que su quesería no solo contribuya al desarrollo económico del valle, sino que también mantenga viva su rica herencia cultural: “Ojalá contribuya de una manera buena para el desarrollo económico del valle. Ojalá vaya todo bien y podamos vivir dignamente en nuestro valle”. Con cada queso que producen, honran a sus antepasados y forjan un futuro en el que tradición y modernidad caminan de la mano.
Legado
“Culturalmente hablando, trataremos de mantener la esencia del queso roncal en todos sus aspectos y que siga teniendo valor ese legado que nos dejaron nuestros abuelos y abuelas”, afirman con determinación, conscientes de la importancia de preservar y honrar las tradiciones que definen su identidad y la de su valle. Un testimonio de que, con pasión y perseverancia, los sueños pueden hacerse realidad, y los legados pueden renacer, más fuertes y brillantes que nunca.