Cristina Mata y Marco Rivas son los nuevos farmacéuticos de Isaba, habiendo reabierto la farmacia del pueblo el pasado mes de julio tras más de un año cerrada. Cristina, originaria de Ciudad Real, La Mancha, tiene 39 años y una gran pasión por la naturaleza, el deporte al aire libre y viajar. Marco, de Valladolid, ha acompañado a Cristina en diversas aventuras por el mundo, incluyendo una temporada de voluntariado en el Sáhara Occidental y varios años viviendo en Suecia.
La pareja se sintió atraída por la idea de vivir en un entorno natural y rural. Al ver el anuncio de la farmacia en el Colegio de Farmacéuticos cuando regresaban de Suecia, vieron una oportunidad perfecta. Además, su gusto por el frío y el invierno hizo que Isaba, rodeada de naturaleza, cumpliera con todas sus expectativas. Decidieron adquirir la farmacia rural que estaba cerrada y se lanzaron a la aventura.
Aunque nunca antes habían sido propietarios de una farmacia, ambos tienen una amplia experiencia como empleados adjuntos en España y Suecia, así como en la industria y administración farmacéutica. Sin embargo, reabrir la farmacia después de más de un año cerrada presentó varios desafíos. La farmacia estaba vacía y sin stock, lo que complicó el equilibrio de las necesidades de los pacientes crónicos del pueblo. Además, adaptarse a las normativas y sistemas informáticos de Navarra tras haber trabajado en otras comunidades autónomas fue un reto adicional.
La reapertura de la farmacia ha beneficiado significativamente a la comunidad de Isaba. Los residentes, especialmente los mayores que dependen de la medicación diaria, ya no tienen que depender de terceros para conseguir sus medicamentos, lo que les proporciona mayor autonomía y seguridad. El feedback recibido ha sido muy positivo.
Cristina y Marco están tramitando la implementación de sistemas personalizados de dosificación, conocidos como “pastilleros”, destinados especialmente a personas mayores que toman mucha medicación. Este servicio adicional no estaba disponible antes y será de gran ayuda para los pacientes.
A pesar del poco tiempo que llevan en Isaba, la pareja ha tenido una experiencia muy positiva. Han quedado gratamente sorprendidos por la cantidad de servicios y actividades que ofrece el pueblo, como el gimnasio, la piscina, conciertos, cine y restaurantes. El recibimiento por parte de la comunidad ha sido muy cálido, lo que les ha motivado mucho. Sentirse bienvenidos ha sido crucial para ellos, especialmente después de sus experiencias en otros contextos como el Sáhara Occidental. Muchas personas se han acercado a la farmacia para darles la bienvenida, gesto que agradecen profundamente.