Al finalizar el año 2024, el Pirineo oriental navarro muestra una alarmante tendencia de despoblación, reflejando una realidad preocupante para todos sus pueblos. Este fenómeno no solo afecta la calidad de vida de sus habitantes, sino que también amenaza la supervivencia de las comunidades locales. Un dato especialmente inquietante es que en el Valle de Aezkoa no ha habido ningún nacimiento durante 2024, 17 en todo el Pirineo.
Los datos recientes indican una disminución constante de la población en los pequeños municipios lo que se traduce en el cierre de escuelas, como el caso de Auritz-Burguete, y una merma en los servicios básicos y la actividad económica. Este declive demográfico tiene consecuencias devastadoras para la identidad y cohesión social de estas áreas. Otsagabia por ejemplo ha perdido 96 habitantes en los últimos diez años.
La falta de oportunidades laborales, viviendas y el acceso limitado a servicios esenciales contribuyen al abandono de hogares y a la falta de expectativas en las nuevas generaciones. Este éxodo genera un círculo vicioso: menos residentes significan menos servicios, y menos servicios llevan a un mayor abandono.
El impacto en la vida diaria es palpable. Las tiendas cierran, las oficinas públicas reducen su horario, el relevo generacional es casi inexistente y las actividades culturales y deportivas se ven mermadas. La comunidad pierde su vitalidad, y con ella, su capacidad para atraer nuevos habitantes y revitalizar la región.
Según Pirinioan Bizirik Gaude, "es urgente que las autoridades tomen medidas concretas para revertir esta tendencia. Invertir en infraestructuras, fomentar el empleo local, mejorar el acceso a la educación, vivienda y medidas fiscales, mantener los servicios sanitarios y sociales, y promover iniciativas que atraigan a nuevas familias y emprendedores son pasos cruciales".
Aunque hay un plan del Pirineo en marcha, su ritmo de trabajo y los resultados no están cumpliendo con las expectativas creadas. Es también responsabilidad de todo el Pirineo evaluar si las medidas adoptadas mediante el plan han tenido un impacto significativo en la lucha contra la despoblación. La asociación cree que han tenido una acción positiva, pero es necesario abordar la falta de consolidación de la población en los pueblos pirenaicos.
Necesitamos "insistir en medidas de choque urgentes en fiscalidad para atraer negocios, inversiones potentes sin depender de las trabajosas subvenciones y en lo que todos sabemos y hemos hablado tantas veces en temas de vivienda, ocio, servicios... pero traducidos de una vez a la realidad. Es necesaria una ley de despoblación YA y más financiación".
La preservación de los pueblos del Pirineo no es solo una cuestión de mantener vivas tradiciones y costumbres; es una lucha por la sostenibilidad y el futuro de una comarca que merece prosperar. Cada acción cuenta, y es responsabilidad de todos apoyar a estas comunidades para que puedan florecer una vez más.